Monumento a Marco Aurelio, uno de los principales exponentes del estoicismo. «No podemos controlar lo que nos pasa, no podemos controlar lo que otros piensan de nosotros, ni nuestra riqueza, reputación o nuestros
cuerpos, que se lesionan y enferman hasta finalmente ser arrojados bajo tierra, muchas veces, sin tener en cuenta nuestras preferencias. Solo podemos controlar realmente cómo pensamos sobre las cosas.»
Fundado en el siglo III a. C., en la capital griega Atenas, el estoicismo se basa en la observación de los seres humanos como seres sociales, capaces de razonar. Por lo tanto, como seres humanos, debemos usar nuestra razón para mejorar la vida social. Sobre esta base, dos pilares sostienen la filosofía del estoicismo:
I. Virtudes cardinales
- Sabiduría práctica: La habilidad de atravesar situaciones complejas de una manera lógica, consciente y tranquila.
- La templanza: El ejercicio de la prudencia y la moderación en todos los aspectos de la vida.
- Justicia: Tratar a los demás con imparcialidad aunque hayan hecho algo malo.
- Coraje: Afrontar los retos diarios con claridad e integridad.
II. La dicotomía del control
- Algunas cosas dependen de nosotros, otras, por el contrario, no.
Apliquemos estos dos principios del estoicismo a un escenario cotidiano. Es la entrevista de trabajo más importante de tu carrera y, naturalmente, te pones muy nervioso cuando los temores se cruzan por la mente. ¿Y si no les gusta cómo hablo? ¿O cómo me veo? Probablemente no estoy lo suficientemente calificado. El camino del estoico, en este caso, sería aceptar que si consigues el trabajo o no, está completamente fuera de tu control. Considerando las siguientes posibilidades:
- Es posible que tu entrevistador se haya despertado del lado equivocado de la cama. O podría haber un entrevistado demasiado cualificado. O la compañía ya sabe a quién quiere.
- Esta comprensión despeja las emociones que de alguna manera nublarían tu razón, dejando un espacio amplio en tu cabeza para que te enfoques en lo que realmente puedes controlar.
- Solo puedes vestirte lo más elegantemente posible; ser tú mismo; hablar con intención, claridad e integridad; ser capaz de contenerte y responder a sus observaciones crudas con una sonrisa.
Sobre la dicotomía del control, el filósofo estoico Epicteto comentó:
«Tengo que morir. Si es ahora, bueno, entonces me muero ahora; si más tarde, entonces me llevaré mi almuerzo, ya que la hora del almuerzo ha llegado- y la muerte la tenderé más tarde». (Discursos I.1.32)
En las relaciones y el romance, cuando puedes aceptar que no tienes control sobre si esta otra persona te amará o no, obtienes la libertad de ser lo más amable posible. Esto quiere decir que si al principio basas tu felicidad o bienestar en el deseo de amor, fama o riqueza, entonces habrías creado, en efecto, una receta para la esclavitud autoimpuesta.
En pocas palabras, «El golpe de la marca es «a elegir» pero no «a desear». (Cicerón, comentando sobre el arte del tiro con arco) Puedes practicar toda tu vida, pero al final, una ráfaga de viento inesperada hará desviar el tiro. Un gran ejemplo de la práctica estoica fue el emperador Marco Aurelio, quien fue capaz de dirigir el imperio romano a través de dos grandes guerras, mientras que al mismo tiempo fue capaz de lidiar con la pérdida de muchos de sus hijos.
«Tienes poder sobre tu mente, no sobre los acontecimientos externos. Date cuenta de esto, y encontrarás fuerza». Marco Aurelio -Meditaciones.
El emperador, viendo el contexto más amplio del control que realmente tenía en su vida, reflejó en su libro Meditaciones la inmensidad del universo y la infinidad de tiempo que se extiende hacia el pasado y el futuro. Fue siglos más tarde que, por casualidad, el libro del emperador cayó en manos de Nelson Mandela mientras estaba en prisión. El ex presidente de Sudáfrica, que por medio de las enseñanzas estoicas, aprendió que el camino a seguir no era a través de la furia y el odio. Fue a través de la serenidad en medio de una gran situación que rectificó la intolerancia de la nación, lo que preparó el camino hacia un brillante futuro de igualdad para su raza.
¿Significa esto que para ser estoicos tenemos que hacer estas grandes cosas con nuestra vida? ¿Mantener una compostura inquebrantable frente a las adversidades de la vida? No necesariamente, debemos comenzar con pequeñas cosas como quitar todo tipo de expectativas, o no frustrarnos cuando estamos en el tráfico, o quizás no perder los estribos cuando disciplinamos a los niños. Poco a poco, a medida que cultivamos la virtud y el autocontrol en nuestra vida cotidiana, veremos cambios positivos drásticos en nosotros mismos y en otros de nuestros círculos sociales.
Y si alguna vez te desanimas, recuerda que el primero de los verdaderos filósofos estoicos romanos, Séneca, dijo una vez:
«A veces, incluso vivir, es un acto de coraje».
Filosofía aplicada a la vida: lecciones del estoicismo
Marta Jiménez Serrano
El Confidencial
© Desconocido
Jules Evans es el autor dePhilosophy for Life and Other Dangerous Situations: Ancient Philosophy for Modern Problems y considera que podemos aprender mucho de nuestros antepasados. Confía en la filosofía estoica para combatir muchos de los problemas más acusados de nuestro tiempo, como la ansiedad, la depresión o el descontrol de las emociones.Evans es periodista, escritor y director del Centre for the History of Emotions en la University of London. Además, colabora con el London Philosophy Club y ha sido considerado por la BBC como uno de los principales pensadores de su generación. Aquí reunimos los que, según él, son los principales aprendizajes que podemos extraer del estoicismo y aplicar a la vida moderna.
1. No son los hechos los que nos hacen sufrir, sino nuestra visión de los hechos
Los estoicos pensaban que podemos transformar nuestras emociones al comprender cómo se relacionan con nuestras creencias y actitudes. A menudo lo que nos hace sufrir no es un acontecimiento en sí, sino la opinión que tenemos del mismo. Podemos empeorar una situación complicada sólo con la actitud con que lidiamos con ella. No significa esto que debamos siempre «pensar en positivo» ni ser optimistas frente a cualquier adversidad, pero sí que debemos abrir nuestra mente para afrontar cualquier evento con serenidad
2. Nuestras opiniones suelen ser inconscientes, pero podemos advertirlas preguntándonos a nosotros mismos
Sócrates decía que vamos por la vida sonámbulos, inconscientes de lo que nos pasa y sin escucharnos a nosotros mismos. Debemos preguntarnos qué nos gusta, qué no, en qué creemos, por qué tal cosa nos molesta. Los estoicos escribían diarios para seguir la pista de sus sentimientos y analizarlos.
3. No podemos controlar lo que sucede, pero sí nuestra reacción ante ello
El filósofo griego Epícteto dividía la experiencia humana en dos modalidades: las cosas que podemos controlar y las que no. Y éstas últimas son innumerables e incontestables: el resto de la gente, el clima, la economía, nuestra salud, el pasado, el futuro, el amor, el dolor, la muerte…
Pero sí podemos ejercer un control, si lo practicamos, sobre nosotros mismos: cómo actuar, cómo reaccionar. Concentrarse en lo que uno controla es un poderoso modo de reducir la ansiedad y afirmar la autonomía frente a las situaciones caóticas.
4. Elige tu perspectiva con criterio
Siempre podemos elegir con qué perspectiva vemos las cosas, igual que un director de cine elige el ángulo del plano. Uno de los ejercicios que practicaban los estoicos era el de visualizar el universo en toda su vastedad y extensión, para darse cuenta de lo nimios que son los problemas que parecen inundarnos. Del mismo modo, es útil centrarse en el presente: cuando uno se descubre rumiando sobre el pasado o preocupándose por el futuro debe pensar en el ahora. Al fin y al cabo, ni el pasado ni el futuro nos pertenecen.
5. Los hábitos son importantes
Los estoicos dan mucha importancia (como otras corrientes filosóficas modernas) al entrenamiento, la práctica, la repetición: los hábitos, en fin. Somos criaturas tan olvidadizas que necesitamos repetir las ideas una y otra vez hasta que se convierten en hábitos integrados.
6. El trabajo de campo es fundamental
Si estás mejorando en el control de tu temperamento, practica las maneras de no perder el control. Si estás intentando comer mejor, deja de recurrir a la comida basura. Como dijo Séneca, «los estoicos ven todas las adversidades como un entrenamiento». Convierte los obstáculos en peldaños que escalar.
7. La virtud es suficiente para alcanzar la felicidad
El estoicismo no pretendía simplemente que nos sintiésemos bien, sino que viviésemos de acuerdo con la virtud. Creían que uno no halla la felicidad en agentes externos como la riqueza y el poder, sino haciendo lo correcto. Es una filosofía exigente, pero cuya felicidad y satisfacción son muy intensas.
8. Tenemos obligaciones éticas para con nuestra comunidad
No sólo con respecto a nuestros amigos y familia, sino también con la humanidad. A menudo estás obligaciones chocarán entre sí, pero no por ello debemos dejar de planteárnoslas y de tener en cuenta al resto de habitantes del planeta.